Una de las preguntas que nos hacemos en E.T.D.B. es sobre la formación del actor/actriz, o más exactamente: ¿Cómo debe ser la formación de un actor/actriz en nuestro medio? Es una pregunta difícil, creemos que la única respuesta la proporciona la práctica concreta y la toma de una posición dentro del quehacer teatral.
Dentro de nuestro trabajo colectivo nos han ayudado mucho las prácticas individuales de pedagogía teatral, cada uno de nosotros ha sido maestro en diferentes espacios y condiciones. Esta cercanía con la enseñanza nos lleva a preguntarnos sobre nuestra propia formación como actores. En esta búsqueda hemos ido encontrando puntos críticos en los que vamos coincidiendo, desde la práctica, con muchas de las elaboraciones teóricas sobre el actor del siglo XX
Aunque fragmentarias y a veces poco sistematizadas, las teorías sobre la formación del actor, las cuales parecen enfrentadas, encontradas e irreconciliables, marcan un camino bastante concreto. Sorprende entonces la marcada tendencia a hacer del actor un compedio de destrezas, cuando vamos descubriendo en el camino que la posibilidad mejor consiste en ir deconstruyendo toda esa armadura que el/la actor/actriz van construyendo en su formación.
